17 enero, 2018

EDUCAR LA ATENCIÓN



Sigo meditando, o al menos sentándome e intentándolo, todos los días ( o casi ) durante 25 minutos.

D'Ors lo explica pero voy a hacerlo a mi manera, lo que creo entender de la utilidad de la meditación.
Se trata de una educación de la atención. Él dice que se trata de dejar el recipiente que somos suficientemente limpio como para el agua que se vierta en su interior se vea en toda su pureza.
Si consigo centrar mi atención en la respiración, en algo tan prosaico y tan aburrido como la propia respiración y no en la película que me monto constantemente en la cabeza, si consigo eso, digo, estoy aprendiendo a mirar la realidad tal y como se presenta y no al mundo filtrado por mis deseos, conjeturas, suposiciones, preferencias...
Si yo consiguiera percibir la respiración y distanciarme un poco del torbellino que bulle siempre en mi cabeza, estaría aprendiendo a escuchar a los demás. Porque normalmente no los escucho, enseguida me imagino lo que quieren decir , o por qué lo que dicen, o qué voy a decir yo a continuación. Porque con cada persona que encuentro mi mente se dispara a anticipar, a conjeturar, a suponer, a imaginar. Porque mi atención es incapaz de aguardar a que las cosas se manifiesten. Mis ideas me parecen siempre más interesantes y sabrosas que los puros hechos. Ya sé que no existen los hechos puros, pero entendéis lo que quiero decir.  
Si te habitúas a percibir una y otra vez la simple respiración, sin quererle añadir  "la riqueza" de tu mundo interior, sin huir a otro lugar u otro tiempo, esa dinámica se traslada al resto de la vida y estás más abierto a la realidad en su pureza cuando caminas, cuando miras el cielo, cuando escuchas a alguien...
Y no lo digo porque yo lo haya logrado, sino porque me parece que he entendido la teoría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario