07 noviembre, 2017

Respuesta a Antonio. Cuando como, como; cuando duermo, duermo.



 El comentario de Antonio está en la entrada de ayer. Le contesto aquí.

Tus palabras están llenas de sensatez, Antonio. Si no fuera a vivir ningún día  más podría gastarme todos los ahorros hoy o tomar decisiones sin pensar en las consecuencias.
Lo que yo entiendo es que cuando se invita a vivir el ahora no se está diciendo "no pienses en las consecuencias y disfruta ahora" aunque es cierto que podría TAMBIÉN interpretarse así

Es más, los bancos y comercios suscribirían la idea alborozados: No te preocupes cuándo vas a pagar, DISFRUTA EL AHORA, pide el préstamo y compra YA. (Hace dos días llamaron por teléfono a mi hija para decirle que si quiere puede pedir un préstamo ¡y no tiene dónde caerse muerta!)

Ortega y Gasset ya decía que la vida humana es proyecto, "futurición". Vivimos volcados en el mañana y no puede ser de otro modo. Todo eso que dices de la evolución y la memoria y el predecir parece completamente acertado. El ser humano es el ser que proyecta, sin embargo creo que nos hemos pasado de rosca

No se trata de no planear (o prever para el futuro) o no aprender del pasado, el asunto es que hoy en día vivimos remordiéndonos y anticipando inútilmente. El problema quizás esté en ese INUTILMENTE. Pensar en el pasado puede ser bueno cuando investigas qué hiciste mal, pero reconocerás que no son pocas las veces que rumiamos y rumiamos hechos pasados para nada.  Y lo mismo anticipando el malestar futuro. Una cosa es planear las clases del lunes y otra completamente perniciosa y muy frecuente: arruinar la tarde del domingo por la amenaza del lunes.

Pero es que además cualquier proyecto convierte muchos actos en utilitarios. Quiero ir al camping de Tordesillas y como lo que quiero es estar allí, convierto el viaje hasta allí en algo puramente instrumental que vivo porque no me queda otro remedio pero que no disfruto, porque lo etiqueto como "no vida", sino el precio necesario para conseguir el futuro: mi estancia en el camping. Es decir, el ahora pierde su valor porque lo que estoy esperando es el el resultado, que llegará "después".  Y en múltiples ocasiones la felicidad, la vida, el objetivo, lo colocamos siempre en el "después"  y rara vez en el ahora.
"Disfruta el ahora", bien entendido, es una llamada a no dejar escapar ningún pedazo de vida. Te estás lavando los dientes, pero eso también es vida, estás limpiando el arenero de los gatos (y lo que buscas es el resultado de tu acción, no ese "ahora" en sí mismo) pero eso también es vida, vas andando hasta el Instituto, pero esos quince minutos también son vida. Limpias la cocina, tiendes, corriges exámenes, todas esas acciones me parecían despreciables antes, me parecían no-vida, momentos de los que me gustaría prescindir y sobre los que pasaba con prisa, pensando en otra cosa, despreciándolos, haciéndoles ascos.
Cualquier rato es digno de ser vivido y vivido con atención. Eso es lo que creo que quiere decir "vive el ahora". La felicidad es ahora o no es. No llegará cuando termine las clases de hoy o cuando llegue el fin de semana, o cuando esté jubilado. Claro que hay que hacer planes, no se puede vivir sino haciéndolos, anticipando, pero el disfrute de cada minuto es cada minuto, no en el futuro. Ni la molestia futura es real ahora (no sufras aún) ni el disfrute futuro está aquí ahora (no pases tu vida esperando), aprovecha lo que la vida te depara en este momento y ya tendrás tiempo de disfrutar o sufrir cuando llegue.
Un personaje de Mafalda había escrito en su camiseta "Disfruta el presente". Y a continuación decía, "Lo escribí con tinta indeleble para que permanezca tras el lavado". Decir que el futuro no existe es una exageración, el futuro está preñando el presente. Pero dejemos que llegue. Vivamos el hoy. No creamos que solo allí, cuando el futuro llegue, seremos felices.

Y desde luego "vive el ahora" no es, tampoco, el atrapa el momento del Carpe diem, como ya expliqué aquí. 

5 comentarios:

  1. Comprendo lo que dices, pero no acaba de convencerme. Lo mismo estoy equivocado. Es más, me gustaría estarlo.

    Se me vienen a la cabeza dos cosas que leí en dos blogs, tal vez los conozcas, uno de ellos "La máquina de Von Neuman", el otro, si no recuerdo mal, "La Ilustración Evolucionista". En el primero el autor se preguntaba por qué la evolución nos ha dotado de alarmas corporales molestas, como por ejemplo las ganas de orinar. Que por qué el cuerpo no nos avisaba con unas leves cosquillas, tal vez, con algo más llevadero. En el otro algún autor proponía que la evolución no tenía por qué haber dotado a los seres con el dolor. Hubiera bastado con una gradación de placer, de más a menos. Yo desafortunadamente (aunque me gustaría equivocarme) creo que la evolución lo ha hecho así porque, en el primero de los casos, si las ganas de orinar no fueran molestos, a todos nos acabaría estallando la vejiga, porque ignoraríamos advertencias más sutiles. El segundo caso creo que también acabaría mal, ignoraríamos igualmente las advertencias del cuerpo y no prestaríamos atención a enfermedades, peligros, etc... Es decir, estos mecanismos están ahí para advertir al cuerpo de que una necesidad acuciante, imperiosa e importante reclama la atención para que modifiquemos nuestro comportamiento.

    Del mismo modo, la preocupación es un mecanismo psíquico que nos advierte de posibles amenazas, para que planeemos como sortearlas. Si esta preocupación no fuera algo molesto e insistente, estoy convencido de que el 90% de los seres humanos (como poco) ignoraríamos esas amenazas y nos dedicaríamos a disfrutar del presente, que es, de una manera u otra, lo que propones. Algo distinto es la exageración patológica de la preocupación, llevarla a un grado inadecuado para su fin.

    Otra cosa ante la que soy bastante escéptico es que las actividades que no nos gustan se conviertan en placenteras por el mero hecho del prestarles atención. A menos que se trate de una especie de estado de flujo o "flow" como describía aquel psicólogo de nombre indio complicadísimo autor del best seller de titulo homónimo. Pero vamos, puede que me equivoque, y se trate de que no estoy entrenado en la meditación necesaria para llegar a ese estado. Una vez más, creo que las actividades que nos gustan y las que no nos gustan, las percibimos así para que procuremos repetir las primeras y evitar las segundas. Si todas nos agradaran por igual, nos daría lo mismo hacer una cosa que otra, y no sé, sería algo raro una vida así, perderíamos cualquier clase de objetivo, nada tendría sentido porque nos daría igual una cosa o su contraria. Distinto es convertirlas en llevaderas, que no es poco.

    Un saludo.

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    1. Me convence completamente tu interpretación de la preocupación. Seguramente es la evolución la que ha convertido "la preocupación" en algo molesto e insistente y gracias a ambas cosas le ha llevado al hombre a ocuparse y de este modo ha sobrevivir.. Si no nos estallaría la vejiga, como dices en la otra comparación.
      Pero creo que nuestra vida mental hoy en día no responde ya a mecanismos puramente evolutivos. Está completamente distorsionada por la cultura y por un entorno completamente distinto a aquel en el que se creó la preocupación y en el que resultaba adaptativa. Hoy en día nos corroen preocupaciones que acaparan nuestra atención de modo perjudicial y nos ayudan como en otros tiempos. Si bien es cierto que el mecanismo de la preocupación es completamente racional (según la explicación que das), no sé si es por la vida moderna, por los cambios en el medio, o por lo que sea, hoy día se ha salido de madre y ya no funciona bien.
      Es conocida una explicación similar con el estrés. El estrés agudo es adaptativo. Nos pone en alerta para evitar peligros puntuales y provoca reacciones corporales que eran adaptativas para un entorno muy distinto. Había que correr o luchar y todo el cuerpo se ponía en alerta, los músculos se tensaban, el corazón latía más rápido... todas ellas respuestas adaptativas para pelear con un animal. Ahora el cuerpo sigue haciendo lo mismo (los músculos se tensan y mil reacciones parecidas) pero la causa es estar encerrados en un atasco y las reacciones corporales nos perjudican sin ayudarnos a salir del atasco. Cuando lo que nos vendría bien sería relajarnos (sí, relajarnos, aunque vayamos a llegar tarde al trabajo con fatales consecuencias, pero estamos en medio del atasco, no podemos hacer nada) la situación nos crispa y perjudica nuestra salud y esa crispación puede hasta perjudicar la solución del problema. Los "peligros" de la vida moderna son constantes y el estrés se vuelve crónico y agotador para el organismo.

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  2. Volviendo al asunto que nos ocupa. De lo que estamos hablando aquí es de la gestión de nuestra atención. La evolución diseñó a qué estímulos había que atender porque era cuestión de supervivencia. Uno de los modos de rapto de la atención es la preocupación. Pero y hoy en día ¿a qué debemos atender? Yo creo que no es bueno que mientras me ducho esté pensando en las muchas faltas de asistencia de los alumnos de mi tutoría. Es mucho más útil que piense en ello únicamente durante la hora que tengo en el horario (una a la semana) para esas cuestiones y que entonces haga unas llamadas a los padres o escriba unas cartas. Me parece a mí que hoy en día nuestra vida mental, debido a un entorno diferente a aquél en el que se configuró el cerebro, sufre unas demandas y reacciona de unas maneras que ya no son buenas.
    Es verdad, hay que atender a los problemas y hay que buscar soluciones (no se trata de no dedicar tiempo a ello). Sobre todo cuando hay que tomar decisiones. Si hay que tomar decisiones hay que pensar. Pero ... ¿cuánto tiempo y cuándo hay que pensar sobre ello? ¿A todas horas? ¿También cuando ya has tomado una decisión? ¿También cuando estás en un momento del proceso en el que no puedes hacer nada? Hay momentos en que la forma de la realidad futura se nos impone inexorable. Estamos esperando los resultados de unos análisis clínicos que pueden ser muy graves. ¿Nos ayuda pensar sobre ellos? No hay que decidir nada. Pensar no va a conseguir que conozcamos los resultados antes. ¿No sería mentalmente sano poder dedicar la atención a aquellas cosas en las que estamos en lugar de "esperar" los análisis?
    La rumiación es algo muy corriente hoy en día. Rumiar y rumiar los problemas. Pero no se trata de decidir nada, solo de darles vueltas sin sentido, muchas veces repitiendo las mismas ideas una y otra vez. Parece que las mujeres tienen muchas más depresiones que los hombres. Y una hipótesis plausible es que su estilo de pensamiento es más "rumiador". Dicen. El hombre va al bar y juega a las cartas o se emborracha. El hombre (dicen) es más de acción. La rumiación favorece la depresión. A lo mejor los problemas de otros tiempos eran más a corto plazo y esa preocupación-obsesión está bien que permaneciera hasta que fuera resuelta. Quizás la vida de otros tiempos (con problemas inmediatos a los que atender) impedían la rumiación y la vida moderna la permite y la fomenta. No lo sé. Creo que nos preocupamos mucho y nos ocupamos poco. Y cuando nos ocupamos de algo, estamos muchas veces con la cabeza en otro lado (o sea, preocupados por otra cosa).

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  3. El otro día, bastante nervioso, llevé a urgencias a alguien. Cuando ya nos volvíamos de allí yo seguía nervioso y pensando en las consecuencias futuras de lo que acababa de suceder. Problemas que no había que resolver inmediatamente pero ya acaparaban toda mi atención. Mientras el enfermo esperaba a la puerta del hospital fui corriendo a sacar el coche del parking -pensando en los problemas- y cuando ya montado en mi coche llegué a la puerta de salida, donde está la valla y tienes que meter la tarjeta para que se abra, me di cuenta de que no había pagado en la máquina. Claro que tenía problemas por resolver y debía pararme a pensar en ellos. Pero no era el momento. Si hubiera estado atento al presente, a lo que estaba haciendo, recoger el coche del garaje, no hubiera olvidado ir primero a pagar a la máquina. "Preocuparme" me perjudicaba.
    De la misma manera, un trayecto en coche -para llegar hasta el hospital, por ejemplo- es también un buen ejemplo de que es conveniente atender a aquello en lo que estamos. Tus preocupaciones pueden ser importantísimas pero si conduces mecánicamente y sin pensar puede que esté en riesgo la vida.
    Pero supongo que al hablar de la importancia de la atención al presente dependerá mucho de quién habla. Quizás tu visión sea de la de una persona muy tranquila y centrada. Quizás tus preocupaciones y el tiempo que te ocupan sean razonables. Desde luego las mías no lo son. Ni la cantidad de tiempo que les dedico ni el momento en que se lo dedico. Soy un tipo muy despistado, un día salí del garaje y cuando me quise dar cuenta estaba camino del conservatorio sin mi hija, a la que iba a llevar a música. Ella se quedó esperando en puerta del garaje que es donde yo tenía que recogerla y yo pasé de largo pensando en la guerra de afganistan o en la noticia que acaba de oir en la radio.
    Hablaba del estrés antes, con la preocupación puede pasar como con los constantes estímulos cambiantes del mundo de hoy. Esto de los cambios se lo leí una vez a Pseudópodo. Claro que es bueno que el ser humano esté atento a los cambios. Claro que fue muy adaptativo reaccionar ante cualquier novedad en la percepción, un ruido, una sombra, una imagen. En otro tiempo, cualquier cambio podía ser un depredador peligroso o un enemigo. Pero hoy en día el cerebro sigue atento a los cambios constantes y resulta que son anuncios de la tele, llamadas del guasap y luminosos de la calle. Lo sano para la vida mental hoy es poder sustraerse a ese mundo cambiante y encontrar tranquilidad y silencio. Que el ser humano sea tan sensible a los cambios es bueno y está claro que gracias a eso sobrevivió. Pero a lo mejor el modo de sobrevivir hoy es precisamente no atender a lo que entonces nos ayudó y protegerse del cambio constante.
    En un mundo que a todas horas requiere multitarea y estar adelantando en tu cabeza cosas quizás lo efectivo y lo sano no es hacer algo pensando en lo que vas a hacer inmediatamente después sino hacer en cada momento lo que haces atento a lo que haces. He leído, aunque no sé si son cosas muy fiables, que hay estudios que convierten al mindfullness en algo muy eficiente. Estar en cada momento con atención plena en el presente es más eficaz que la tradicional mente de mono que quiere estar en muchas cosas a la vez.

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  4. No me admitía el texto en un solo comentario.

    Eso responde a la primera parte de tu comentario.
    ME gustaría comentar también la segunda pero me he quedado exhausto.

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