17 noviembre, 2014

Triste futuro.

Anoche estuve con mi madre después de volver de Cáceres. Para ella es casi constante la sensación de no estar en su casa. A veces hay que explicarle dónde está el servicio y cosas así. Dicen que no hay que discutir con este tipo de enfermos y no lo hago, pero... La verdad es que las cosas que dice son desoladoras. Por ejemplo, que esto suyo no es vida. Que para vivir así es mejor morirse. Tenemos que buscarle alguna actividad en un centro de día o lo que sea. Se aburre mortalmente.

Una amiga de Cáceres me cuenta los males de su madre, que tiene la enfermedad mucho más avanzada. Ya no sabe vestirse sola, ya no sabe comer por sí misma, hay que ducharla... Su carácter se ha vuelto muy dulce, algunos enfermos sufren ese cambio. 

Da miedo pensar en el futuro que nos aguarda. 

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